Ya no puedo moverme.
Estoy atrapado en la cama, y no logro levantarme. Mi habitación está en penumbra, ya que solo unos pocos rayos de luz se filtran por las grietas de la persiana.
La puerta, cerrada con llave, no deja ingresar a nadie. Sólo somos mis demonios y yo dentro de la habitación.
Al final ellos ganaron, nadie ha podido ayudarme, de hecho, sólo recibí daños y más daños de las personas que se suponían quererme, personas que nunca han entendido una mierda de mí.
Escucho a alguien llamando a la puerta, suplicando que lo deje entrar. Comienzo a llorar, quedándome en silencio absoluto.
Ya tomé una decisión y ya no se puede volver atrás.
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